Helena Muntaner la estrella del violín...

Si os hablo de Helena Muntaner quizás no sepáis a quién me refiero, pero si os hablo de la novia de Carlos Vigier, ahora seguramente muchos de vosotros ya sabréis quién es. Ésta joven muchacha además de ser un encanto de persona, es nada menos que ¡¡¡el primer violín!!! de l' Orquestra i Cor de Cambra del Conservatori del Liceu. ¡Toma ya!. El viernes pasado tuve el placer de ser invitado a presenciar uno de sus conciertos, así que me desplacé al carrer Nou de la Rambla n.88, para disfrutar del enorme deleite que es para los sentidos un evento así. Fue un privilegio y así te lo agradezco Helena. Normalemente no voy solo ni al cine ni al teatro ni a los conciertos porque me encanta compartir las impresiones posteriores con alguien, pero desde luego algo así no iba a permitir que se me escapara ni loca. Al llegar bajé a la fabulosa sala situada en la parte baja del edificio, una sala moderna con una acústica excelente que me refrendó en la idea que iba a ser un dia especial. El director Daniel Mestre dió unas breves explicaciones sobre lo que ibamos a escuchar. Para empezar dos piezas de Johann Sebastian Bach de corte religioso, adecuadas para ésta época post-navideña. La primera en escucharse era la ERWÜNSCHTES FREUDENLICHT, CANTATA BWV 184 (de las más de 200 que compuso el maestro de Leipzig), interpretadas en seis partes (1. Recitativo, 2. Aria, 3. Recitativo, 4. Aria, 5. Coral, y 6. Coro) por Maria Ponsetí, Soprano; Cristina Segura, Mezzosoprano; Pedro Calavia, Tenor; Tiago Costa, Tenor; y Josep Vives, Bajo. Éstos formaban parte del fantástico coro compuesto por 12 chicas y 8 chicos, un complemento perfecto a la orquestra. Bach la compuso para el tercer domingo de Pentecostés y se basa en un texto de un poeta anónimo publicado en el Kirchenmusik Leipziger en 1731. Alguien como yo, acostumbrado a las grandes y apasionantes óperas Verdinianas, reconciliarme con Bach (al que hay que entender más de música para disfrutarlo bien), fue la notícia más íntima de la noche. La segunda pieza de la velada fue el CONCIERTO DE BRANDENBURGO NÚM. 4, BWV 1049, más conocida para el público en general y una de las más luminosas en cuanto a expresión se refiere y de las más modernas en cuanto a concepción. La pieza, anuncia claramente el modelo que aflorará en el estilo Galante y más tarde en el Clasicismo. Éste cuarto concierto está escrito para 2 flautas de pico y un violín solistas, acompañados de una cuerda y un bajo continuo (parte íntegra de la orquestra). Los intérpretes fueron Irene Gallego, Violín; Juan Manuel Gómez, Flauta; y Rusell Wyton, Flauta, acompañados siempre por la Orquestra. Me gustó más que la primera, quizás por la variedad que suponía escucharlas en un "formato" más a mi estilo, primero Allegro, después Andante y acabado con un Presto. Para terminar una noche que se me hizo corta ("solamente" 1h 20')interpretarón dos piezas del más romántico Félix Mendelssohn (qué greñas llevó el hombre); CHRISTE, DU LAMM GOTTES y VERLEIH' UNS FRIEDEN, OP. POSTH, cantatas sobre corales escritas entre 1827 y 1831. En ellas se puede sentir su intenso estudio sobre la música de Bach y el desarrollo de su lenguaje más personal. El trabajo de Mendelssohn en el redescubrimiento de La Pasión según San Mateo deja su huella en ambas. No hace falta decir que Helena estuvo estupenda tanto en los momento donde tocaba sola como en los "compartidos". ¡Qué buena es!. Daba igual la lluvia que nocturnamente me iba a caer camino de La Lira, habia disfrutado como un enano...

Por cierto Carlos venció con mucho coraje a Constantino de la Fuente un jugador de buen nivel y con bastantes recursos. A Pere Climent se le iluminó la cara cuando le conté de dónde venía y que había espiritualmente enloquecido con Mendelssohn.Y sin necesidad de ver sus greñas. Fffffhhh...